miércoles, 8 de septiembre de 2010

VII ENCUENTRO LATINOAMERICANO DE PASTORAL DEL TURISMO

Quito -  Ecuador: 7 al 9 de septiembre del 2010


A iniciativas de la Sección de Movilidad Humana del Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), en la Ciudad de Quito,  Ecuador,  del 7 al 9 de Septiembre de 2010 se celebra el VII Encuentro Latinoamericano de Pastoral del Turismo, al que asisten 19 personas representando a 11 países (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Honduras, México, Panamá, Perú y Uruguay). El objetivo de este encuentro está orientado a “Fortalecer y expandir la pastoral del turismo a partir de las orientaciones de Aparecida, en el marco de la Misión Continental”.
Se constata la urgente necesidad de tomar conciencia de la realidad para ayudar a contrarrestar los flagelos de la explotación sexual, el abuso de menores y la explotación laboral, que se viven en muchos lugares.
Los enfoques de las reflexiones del encuentro se orientan también a los ámbitos de la responsabilidad ambiental con miras a promover un Turismo Ecológico Sostenible, en respeto de la Naturaleza, en el encuentro y valoración de la diversidad cultural como forma de enriquecimiento personal. El turismo debe ser un espacio que facilite el encuentro de la persona con la obra del Creador y facilite la comunión con Él y las demás personas.
Agenda del VII Encuentro Latinoamericano de la Pastoral del Turismo
  • El Turismo en América Latina: Enfoque del Ecuador y la explotación de Niños y Niñas: Gabriela Guzmán, Mónica Burbano Montalvo y Maribel Piedra  (Ecuador)
  • Turismo y Ecología:  Fray Eduardo Agosta Scarel, (Argentina)
  • Código de Ética y su  aplicación desde la Pastoral del Turismo: Padre Horacio de la Torre, (México)
  • Experiencia de la Pastoral del Turismo en una Parroquia: P. Marcio Toniazzi (Uruguay)
  • Análisis del Mensaje del Pontificio Consejo para la pastoral de emigrantes e Itinerantes con ocasión de la Jornada Mundial del Turismo 2010
  • Intercambio de experiencias: Avances desde el último encuentro (Colombia, Honduras, Chile, Perú, Bolivia)
  • Evaluar el camino de la Pastoral del Turismo hecho desde el encuentro 2009.
  • Redefinir líneas, enfoques y acciones estratégicas por país y actividades regionales bajo la luz de Aparecida y en el marco de la Misión Continental (cuatrienio 2011 – 2014).

sábado, 21 de agosto de 2010

Simposio: "Espiritualidad cristiana de la Ecología"

Buenos Aires 21 - 24 de agosto de 2010


En la Ciudad de Buenos Aires, Argentina del 21 al 24 de agosto de 2010,
el Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano está realizando el Simposio sobre “Espiritualidad cristiana de la ecología, ambientes, economías y pueblos” con el objetivo de realizar una reflexión y profundización critica sobre la espiritualidad de le ecología de los pueblos latinoamericanos y caribeños a la luz del espíritu misionero de Aparecida. Están presentes en este Simposio 42 personas, entre obispos (5), delegados nacionales de Pastoral Social, invitados y expertos en las temáticas a abordar. Los participantes vienen de 18 países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Venezuela, Alemania e Indonesia.
En la permanente preocupación de responder a los múltiples desafíos que presentan la realidad actual de nuestro mundo en los temas de la Ecología, el Departamento de Justicia y Solidaridad, ofrece a la Pastoral Social Cáritas de América Latina y del Caribe en este Simposio un tiempo privilegiado para compartir vivencias de espiritualidad ecológica, identificando los modos, valores y símbolos diversos de expresión. Se trata de Profundizar científica, filosófica, bíblica, y teológicamente la espiritualidad cristiana de la ecología tomando en cuenta las diversas cosmovisiones y dimensiones del mundo y de la ecología; expresiones que están presentes en la vivencia cotidiana y prácticas de piedad popular de nuestros pueblos. Los resultados que se esperan alcanzar a la conclusión del Simposio es la elaboración de líneas pastorales comunes para el impulso de un trabajo común a nivel Latinoamericano en el contexto de la Misión Continental, siendo portadores de la Buena Noticia de Jesucristo: Vida abundante para todos los pueblos.
Mons. Jorge Eduardo Lozano, Obispo de Gualeguaychú – Argentina, como representante de la Sección de Pastoral Social del Departamento de Justicia y Solidaridad del CELAM, en la inauguración del Simposio agradeció la presencia de todos, valorando los esfuerzos realizados y la dedicación de su tiempo para participar en este evento. Como hombres y mujeres de fe reconocemos la creación como un don de Dios para toda la humanidad. Las enseñanzas de la Biblia nos iluminan y han suscitado diversas corrientes espirituales. San Benito y San Francisco de Asis han enriquecido la espiritualidad cristiana en esta perspectiva. También nuestros pueblos originarios nos enseñan a no abusar de la madre tierra, teniendo un estilo de vida sobrio y sencillo. Las experiencias y reflexiones que compartiremos nos ayudarán a alentarnos mutuamente en la esperanza y el compromiso. También podremos elaborar insumos que sirvan a las Conferencias Episcopales en su tarea de esta pastoral específica.
Hay una rica tradición eclesial en nuestra vida y en la vida de los pueblos originarios de nuestro continente, desde esta experiencia buscamos responder a los grandes desafíos que nos presenta el tiempo y las urgencias actuales. Necesitamos embeber de la espiritualidad cristiana el trabajo pastoral en su dimensión ecológico – ambiental.
Los temas que se abordan en el presente Simposio están marcados por la siguiente agenda:
1. Ecología y Pueblos originarios: Mons. Felipe Arismendi, Obispo de San Cristóbal de las Casas, México
2. El espíritu del mundo, un relato científico: Fray Eduardo Agosta Scarel, ocam, Argentina
3. "Evolución de la Biodiversidad": Dra. Analía Lentiri, Argentina
4. Ecofilosofía y filosofías profundas": Lic. Alicia Bugallo, Argentina
5. Ecología y economía: P. Jorge Arturo Chaves, op, Costa Rica
6. Ecología: Derechos y deberes humanos, P. Francisco Muguiro, sj, Perú
7. Ecología y movilidad humana:
• Ab. Agnes Sibeleau, Argentina
• P. Claudio Ambrosio, Brasil
8. "Espiritualidad de la Creación en el AT y el NT: Pbro. Dr. Lucio Florio, Argentina
9. "La paternidad cósmica franciscana": Fray Luis Scozzina, ofm, Argentina
10. Ecología en la Doctrina Social de la Iglesia: P. Sergio Bernal, sj, Colombia
11. Piedad popular y ecología: Roberto Malvezzi, Brasil
12. Mesa redonda: Cosmovisiones originarias: Afrodescendientes: Mayas, Quechuas, Aymaras y Guaraníes:
• Hna. Ernestina – Maya, Guatemala
• Diác. Calixto Quispe – Aymara, Bolivia
• Alfonso Cachimuel – Quechua, Ecuador
• Pbro. Lino Flores – Guaraní, Paraguay

miércoles, 28 de julio de 2010

Seminario: “La pastoral del Mundo del trabajo en una economía globalizada” Organización y perspectivas

Santiago de Chile, 26 – 30 de Julio de 2010

En la ciudad de Santiago de Chile se realiza el Seminario: “La pastoral del Mundo del Trabajo en una economía globalizada” con el objetivo de apoyar a las conferencias episcopales en la organización y o fortalecimiento de la pastoral del mundo del trabajo, incluyendo los trabajadores informales y desempleados. Esta iniciativa es promovida por el Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano, asisten 35 personas venidas de 14 países de América Latina y de El Caribe.

Los contenidos del presente seminario están orientados a hacer un análisis de la situación en la que se encuentra la Pastoral del Trabajo en cada una de las conferencias episcopales; iluminar con la Palabra de Dios y la Doctrina social de la Iglesia, con énfasis en Aparecida, para elaborar líneas comunes de la Pastoral del trabajo en clave del discipulado misionero, estableciendo bases y criterios comunes para la elaboración de una guía de la Pastoral del trabajo.

El acto inaugural del Seminario estuvo marcado por el calor de la acogida de la Iglesia chilena que expresa en gozo sentido de tener a todos en este país que acoge a todos con alegría y esperanza de saber que se llega al sur como destino definido. Mons. Pablo Lizama, Arzobispo de Antofagasta en su calidad de presidente de la Pastoral del Trabajo de la Conferencia Episcopal Chilena se encargó de dar la bienvenida a todos los participantes, expresando la alegría de tener a todos con este objetivo, agradeciendo de haber escogido a esta Iglesia como sede del Seminario.

Saludo de Mons. José Luis Azuaje a los participantes en el seminario de la pastoral del mundo del trabajo.

Mons. José Luis Azuaje Ayala, Obispo de El Vigía-San Carlos del Zulia en Venezuela, como responsable de la Sección “Laicos Constructores de la Sociedad” del Departamento de Justicia y solidaridad del CELAM, inauguró el seminario en un ambiente de fraternidad sentida.
A nombre del Consejo Episcopal Latinoamericano les damos la cordial bienvenida a este Seminario. Hemos venido de diversos países de América Latina y del Caribe con la inquietud de compartir experiencias y aprendizajes de lo que se está haciendo en la dimensión de la pastoral del mundo del trabajo y desglosar reflexiones que nos ayuden a ubicarnos en la realidad en la cual nos encontramos en esta dimensión, y juntos vislumbrar perspectivas para un mejor servicio desde nuestra dimensión pastoral.
Es bueno conocer que nuestro Departamento de Justicia y Solidaridad, está organizado en tres secciones: Pastoral Social, Movilidad Humana y Laicos Constructores de la Sociedad. A través de los programas que desarrollan cada una de estas secciones, se responde a los permanentes desafíos de la sociedad y permite aproximarnos a las diversas dimensiones sociales con la misión hacer presente la Buena Noticia de Jesucristo en todos los ámbitos de la sociedad. Con esta sentida preocupación, como Iglesia Latinoamericana y caribeña, buscamos aproximarnos al complejo y rico mundo del trabajo.
Con este seminario sobre la Pastoral del Mundo del Trabajo en una economía globalizada buscamos desde el CELAM apoyar a las Conferencias Episcopales en la organización y en el fortalecimiento de esta dimensión específica de la Pastoral. El mundo del Trabajo es muy complejo, tiene que ver con la economía, la política, la empresa y la cultura, pero principalmente tiene que ver con la familia en su desarrollo y perspectiva de futuro. Todas estas dimensiones que conforman la sociedad tienen un fuerte impacto en la organización y fortalecimiento en el mundo del trabajo en nuestro continente. Pretendemos reflexionar para aproximarnos a la realidad del Mundo del Trabajo, y con creatividad encontrar nuevos caminos de compromiso evangelizador en esta dimensión.
El Documento de Aparecida nos invita a “mostrar la capacidad de la Iglesia para promover y formar discípulos misioneros que respondan a la vocación recibida y comuniquen por doquier, por desborde de gratitud y alegría, el don del encuentro con Jesucristo. No tenemos otro tesoro que éste. No tenemos otra dicha ni otra prioridad que ser instrumentos del Espíritu de Dios, en Iglesia, para que Jesucristo sea encontrado, seguido, amado, adorado, anunciado y comunicado a todos, no obstante todas las dificultades y resistencias. Este es el mejor servicio –¡su servicio!– que la Iglesia tiene que ofrecer a las personas y naciones” (DA 14). En este seminario, pretendemos hacerlo en y desde el Mundo del Trabajo, recorriendo un camino personal y comunitario marcado por la fuerte experiencia de Jesucristo con la finalidad de instaurar el Reino de Dios, que es reino de vida, de justicia y de verdad.
El punto focal que marca el inicio de este seminario está impulsado por el aterrizaje necesario del proceso evangelizador de la Iglesia, en la vida concreta de los trabajadores y trabajadoras a partir de la comprensión del misterio de la Encarnación del Hijo de Dios en nuestra historia y culturas concretas. Necesitamos, por tanto, promover y formar Discípulos Misioneros en el Mundo del Trabajo, cuya exigencia es ponernos a la escucha de lo que el Espíritu Santo va diciendo a la Iglesia de cara a esta dimensión.
Todos comprendemos que la realización del trabajo tiene una doble vertiente: la participación en la obra creadora de Dios y en el servicio a los hermanos y hermanas. “Jesús, el carpintero (cf. Mc 6, 3), dignificó el trabajo y al trabajador y recuerda que el trabajo no es un mero apéndice de la vida, sino que “constituye una dimensión fundamental de la existencia del hombre en la tierra”, por la cual el hombre y la mujer se realizan a sí mismos como seres humanos. El trabajo garantiza la dignidad y la libertad del hombre, es probablemente “la clave esencial de toda ‘la cuestión social” (DA 120). Esto nos invita a entrar en la íntima comunión con Dios y la recreación de lo que Él mismo quiere de cara a la dignificación de las personas. El trabajo es esencial en la vida personal y de servicio a los hermanos, es garantía de realización personal y comunitaria.
La opción preferencial por los pobres y la situación de injusticia y pobreza que viven nuestros pueblos expresada en los rostros sufrientes (cf DA 402), nos deben interpelar en la búsqueda de nuevas propuestas pastorales en los distintos países, así como en el ejercicio de la dimensión profética de la Iglesia, para compartir y acompañar a los que más sufren las injusticias del desempleo, del trabajo infantil y forzado, mujeres maltratadas y explotadas, como también la de aquellos hermanos y hermanas que no tienen seguridad social o se ven amenazados por cuestiones políticas o ideológicas. Son muchas las realidades de dolor que esta dimensión expresa, pero muchas también son las oportunidades de servicio para la Iglesia.
Invito a realizar las reflexiones con plena libertad desde las experiencias personales y comunitarias, con una mirada atenta a lo que va aconteciendo en la cultura de nuestro tiempo, teniendo presente el objetivo de prestar una eficaz ayuda a las Conferencias Episcopales de nuestro continente. Necesitamos escucharnos desde las distintas perspectivas de nuestros países. Hay mucha riqueza conceptual como también buenas prácticas pastorales en esta dimensión de la vida de las personas.
A nombre del CELAM y de nuestro Departamento, agradecemos al Episcopado Chileno en la persona de Mons. Pablo Lizama, responsable de esta Pastoral, y a todos los que hacen posible el desarrollo de este seminario. Pedimos el auxilio del Espíritu de Dios para que nos ilumine y así nuestras conclusiones puedan servir de referencia para hacer más creíble el Evangelio de la Vida y del Trabajo a todos los trabajadores y trabajadoras de nuestro Continente. Que San Alberto Hurtado nos anime en este caminar.

jueves, 20 de mayo de 2010

Seminario: "Justicia, Bien común y equidad desde una economía globalizada En América Latina y El Caribe"


Asumamos nuestras responsabilidades

Respondiendo al llamado del Departamento de Justicia y Solidaridad del CELAM, nos hemos reunido en Lima, Perú, del 10 al 12 de mayo, 40 personas de la Pastoral Social Caritas, procedentes de 19 países de América Latina y del Caribe, con los desafíos que implica pensar otra manera de entender y hacer economía, desde la justicia y la equidad, para que el bien común se haga realidad en nuestros pueblos.

1. La sociedad en América Latina y el Caribe está en un permanente cambio en lo cultural, en lo económico, en los sistemas políticos, que reflejan la forma de concebir al ser humano; también están apareciendo nuevos paradigmas que cuestionan los sistemas vigentes y obligan a dar respuestas adecuadas a los tiempos de profundos cambios que vivimos.

2. Constatamos ante esta realidad, que las recientes crisis energética, financiera, económica, humanitaria, de cambio climático y alimentaria, están afectando gravemente la calidad de vida de poblaciones enteras, sumergiendo a millones de personas en la pobreza, excluyéndolas de todo beneficio para una vida plena. Todo lo anterior hace mucho más evidente una crisis de los valores subyacentes en las sociedades.

3. Entre los más serios efectos de estas crisis están su impacto en la realidad que viven los trabajadores (pérdida de empleo, cantidad y calidad), su vulnerabilidad social y la reducción de posibilidades de gasto público social de los gobiernos y cooperación externa, con limitadas válvulas de escape (empleo informal, migraciones, etc.)

4. Todo esto indica que la economía implementada desde un proceso globalizador, no ha dado los resultados esperados, porque la globalización asumiendo sólo la dimensión económica, “no es capaz de interpretar y reaccionar en función de los valores objetivos que se encuentran más allá del mercado y que constituyen lo más importante de la vida humana: la verdad, la justicia, el amor, y muy especialmente, la dignidad y los derechos de todos, aún de aquellos que viven al margen del propio mercado” (DA 61).

5. Frente a este tipo de globalización se necesitan nuevas alternativas que vayan encaminadas a “promover una globalización diferente, que este marcada por la solidaridad, por la justicia y por el respeto a los derechos humanos” (DA 64).

6. En el hoy de América Latina y El Caribe, creemos conveniente “crear estructuras que consoliden un orden social, económico y político en el que no haya inequidad y donde hayan posibilidades para todos” (DA 384). Esto implica decisiones y un ordenamiento que pase por un proceso de conversión permanente, como personas y como comunidad eclesial, donde la prioridad sea la dignificación del ser humano en su desarrollo integral y la creación de una sociedad con justicia y equidad.

7. Una de las acciones necesarias es revertir en primera instancia los efectos del actual modelo económico que rige en nuestros países, y en segunda instancia, el cambio de dicho modelo. Para ello se abren esperanzadoramente una serie de iniciativas que van surgiendo en distintas comunidades, como levadura en la masa, como “chispas” que mantienen vivo el calor del fuego en los hogares, y que van permeando poco a poco el ámbito financiero y organizativo de la economía.

8. En esta dinámica constatamos importantes oportunidades: la toma de conciencia de los pueblos de ser actores de cambio, el incremento de relaciones económicas solidarias desde las comunidades y para las comunidades, el trabajo en redes sociales y económicas alternativas, el surgimiento de nuevos liderazgos sociales, experiencias de diálogo y consenso para superar los conflictos, la presencia de “minorías proféticas” que vienen impulsando formas de economía solidaria, comercio justo y finanzas populares.

9. Todo ello refleja el gran esfuerzo de las comunidades por ampliar los procesos democráticos participativos, el mayor aprovechamiento de los medios de comunicación, teniendo siempre como centro a la persona humana y el cuidado de los ambientes y de la ecología, desde el desarrollo de capacidades de la gente, buscando condiciones de sostenibilidad y sustentabilidad a largo plazo a través de emprendimientos a nivel “micro” que se van proyectando a lo regional y nacional. Asimismo, pese a la diversidad de tendencias, algunos gobiernos de la región han creado entornos favorables para los avances de la economía solidaria, el comercio justo y las finanzas populares entre otros, que necesitan ser permanentes y crecientes.

10. El enfoque de promoción del desarrollo humano integral “desde lo local” ayuda a disminuir las vulnerabilidades de cara a la inserción en el mercado, el acceso al crédito y la capacitación técnica y en gestión, pero también se van generando organizaciones autogestionarias y cooperativas, creando modelos sociales basados en las identidades locales, con oportunidades para hacer alianzas estratégicas entre la sociedad civil y los gobiernos locales con la finalidad de buscar la sostenibilidad y sustentabilidad de estas experiencias.

11. Desde el ámbito eclesial, para lograr el desarrollo de estas experiencias y su impacto en nuestras sociedades, se requiere crear una visión compartida de futuro en la perspectiva de la construcción del Reino de Dios, con el cambio de estructuras caducas que obstruyen la acción del Espíritu e impiden salir al encuentro del hermano con una actitud solidaria sostenida por el amor en la verdad (cfr. DA 365).

12. La Iglesia misma “necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del continente” (DA 362). “La crisis nos obliga a revisar nuestro camino, a darnos nuevas reglas y a encontrar nuevas formas de compromiso, a apoyarnos en la experiencias positivas y a rechazar las negativas. De este modo, la crisis se convierte en ocasión de discernir y proyectar de un modo nuevo. Conviene afrontar las dificultades del presente en esta clave, de manera confiada más que resignada” (CIV 21)

13. La encíclica Caritas in Veritate enfatiza la necesidad de una ética en los procesos económicos. Más allá de esto, el Papa Benedicto XVI nos desafía a pensar que “en la época de la globalización, la actividad económica no puede prescindir de la gratuidad, que fomenta y extiende la solidaridad y la responsabilidad por la justicia y el bien común en sus diversas instancias y agentes. Se trata, en definitiva, de una forma concreta y profunda de democracia económica.” (CIV 38).

14. Consideramos que es un imperativo ético asumir los principios de la Doctrina Social de la Iglesia de la supremacía del trabajo sobre el capital, de la destinación universal de los bienes y de la subsidiaridad, para impulsar la construcción de una economía justa y solidaria en la región.

15. Frente a la situación que viven nuestros países, no podemos ser simples espectadores sino sujetos activos comprometidos en la transformación del mundo. Porque “la caridad en la verdad significa la necesidad de dar forma y organización a las iniciativas económicas que, sin renunciar al beneficio quieren ir más allá de la lógica del intercambio de cosas equivalentes y de lucros como fin en sí mismo”. (CIV 38).

16. Grandes son los desafíos que tenemos desde nuestra opción por los pobres en el campo de la economía, la justicia y la equidad. Estos desafíos nos interpelan personal y comunitariamente, exigiéndonos la revisión y renovación de estructuras y organizaciones para aportar al surgimiento de nuevos paradigmas que favorezcan la vida digna de los pueblos.

17. Sentimos la apremiante necesidad de renovar y fortalecer la espiritualidad cristiana de quienes trabajamos al servicio de los pobres, para que ella esté fundamentada en la experiencia de la atenta escucha y meditación profunda de la Palabra de Dios como fuente principal de energía, de sabiduría y de amor, para discernir los signos de los tiempos y crear nuevos imaginarios que nos permitan vivir la civilización del amor, como signo evidente del Reino de Dios entre nosotros.

18. Desde nuestra identidad de discípulos misioneros de Jesucristo somos conscientes de la ineludible responsabilidad de hacer presente la Buena Nueva de Dios en el mundo de la economía; en esta misión identificamos como urgentes los siguientes desafíos:

a) Animar una auténtica espiritualidad cristiana, inspirada en el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios que asume nuestra condición para llevar la vida a su plenitud.

b) Crear un pensamiento económico alternativo, cuya racionalidad tenga como base la justicia, el bien común y la equidad, haciendo énfasis en la ética de los procesos económicos y la gratuidad, para que todas las personas tengan vida y vida en abundancia (cf Jn. 10,10).

c) Abrir la economía a la trandisciplinariedad, de manera que se valore al ser humano en su integralidad, en armonía con la totalidad de la creación.

d) Valorar los esfuerzos en la promoción de alternativas económicas, tales como la economía solidaria, el comercio justo, las finanzas populares entre otros, animados por relaciones de colaboración solidaria, inspirados en los valores del Evangelio que ubiquen al ser humano como sujeto y finalidad de toda actividad económica.

e) Promover la incidencia con los gobiernos locales y nacionales para generar políticas públicas que favorezcan el desarrollo de una economía alternativa justa y solidaria.

f) Testimoniar con nuestras obras la verdad del Evangelio como camino de auténtica liberación en Jesucristo, que nos abre a la vida de comunión y gratuidad de la familia humana en la dinámica del amor en la verdad.

g) Impulsar procesos de renovación de la Pastoral Social Caritas para que, atenta a los signos de los tiempos, en fidelidad a su Maestro y animada por el Espíritu de Dios, reafirme su acción evangelizadora como proceso de dignificación de las personas, especialmente de los más pobres.

h) Tomar conciencia del valor e importancia de las experiencias de cambio en el modo de entender y vivir la economía que, aunque pequeñas, se abren paso entre las grietas de la resquebrajada sociedad como signos de esperanza y de vida.

  1. Buscamos ser una Iglesia de la vida, del testimonio, que camine con el pueblo y haga suyos “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren” (GS 1). Este caminar supone abrir mayores espacios al laicado para que asuma su misión en el mundo de la economía y de la política, especialmente a las mujeres y a las nuevas generaciones que de forma creativa vienen descubriendo nuevas modos de vivir la solidaridad y la gratuidad en la economía.

Ponemos en las manos de la Virgen María, Madre de los Pobres y Señora de la Esperanza, los anhelos y propósitos de vivir nuestro compromiso en fidelidad y total entrega a Cristo y su proyecto de vida para nuestros pueblos. Que el Espíritu Santo de Dios nos guíe y asista en esta misión.

Lima, 13 de mayo de 2010,

Festividad de Nuestra Señora de Fátima