miércoles, 7 de octubre de 2009

Encuentro Regional Sobre la Amazonía Continental
















DECLARACION DEL III ENCUENTRO REGIONAL SOBRE AMAZONIA

En Manaus, Brasil, nos hemos reunido, en un ambiente de estudio y oración, sesenta y cinco personas, entre Obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos y laicas provenientes de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Uruguay, Honduras, México, Perú, Surinam y Venezuela, durante los días 1 a 4 de Octubre de 2009, convocados por el Consejo Episcopal Latinoamericano-CELAM, con el fin de examinar la problemática socio-pastoral de las diócesis de la Amazonia, siguiendo los lineamientos de la Conferencia de Aparecida y los documentos magisteriales de la Región durante los últimos 40 años.

La participación de países no amazónicos da testimonio que la Amazonia es una realidad que pertenece e interesa al mundo entero.

Hemos querido permanecer en una actitud de escucha y contemplación, con el corazón abierto a la esperanza, con el ánimo dispuesto al aprendizaje y a la búsqueda de caminos nuevos. La experiencia tenida en estos días de unidad y comunión nos ha reafirmado en la conciencia de la unidad pastoral como única fuente de la Misión evangelizadora.

1. Hemos descubierto la importancia de ser sensibles a los estilos de vida de nuestros pueblos de la Amazonía así como de respetar y cuidar todas las formas de vida en ella (GS 1). Es por ello que queremos manifestar nuestra preocupación por las múltiples amenazas que acechan esta geografía y preocupan a toda la Iglesia y al mundo entero.

2. En primer lugar, es necesario reconocer la Amazonía como don de Dios en su creación . Este don tiene como particular característica la diversidad múltiple, tanto de climas, biota, ríos y recursos naturales como de tradiciones históricas, culturales, lingüísticas y territoriales de los pueblos autóctonos que la habitan. Esta característica inherente permite pensar la región como un verdadero “archipiélago” amazónico más que una sola región uniforme.

3. Sin embargo, en el imaginario colectivo prevalecen “creencias” equivocadas sobre esta diversidad de “Amazonias” que deben ser desechadas: la supuesta homogeneidad de ecosistemas y pueblos, ser la última frontera de la humanidad que debe ser ocupada, la inagotabilidad de sus riquezas, el ser “pulmón del mundo”, la habitación indígena como freno al desarrollo de la sociedad, ser un lugar estratégico para la solución de problemas económicos y, la amenaza de su internacionalización, entre otras.

4. Las presiones que acechan la integridad de Amazonía pueden organizarse bajo tres aspectos: el del crecimiento económico extractivista, el del crecimiento económico bio-ambiental latente, y el del crecimiento urbano vertiginoso. Los tres aspectos comparten las mismas amenazas: deforestación, contaminación de ríos y biomasa, desplazamientos de los pueblos indígenas y aniquilamiento de la biodiversidad.

5. El modelo de crecimiento económico extractivista concibe imaginariamente la Amazonía como fuente inagotable de recursos naturales renovables y no renovables para su explotación tanto por las industrias extractivas (petróleo, gas, minerales, madera, agua) como para la expansión agrícola (agronegocios, comodities) y generación de energía hidroeléctricas. El modelo de crecimiento económico bio-ambiental latente ve en ella y en las culturas de los pueblos que la habitan un valor comercial potencial que se ha de preservar para la apropiación del conocimiento y disponibilidad del material biótico existente para su uso farmacéutico y cosmético. Tanto el primero como el segundo responden a la misma racionalidad mercantilista de maximización de la ganancia, muchas veces en perjuicio de las personas, el derecho de los pueblos y del ambiente.

6. Durante las últimas décadas el movimiento interno de personas ha impactado en el vertiginoso crecimiento de las ciudades de Amazonía, que hoy cuentan con más del 70% de la población de la región. Este tercer aspecto de presión sobre Amazonía deteriora no sólo la calidad de las aguas de los ríos y la preservación de la selva circundante sino también las condiciones de vida de las personas que mayormente viven en las periferias más empobrecidas de las ciudades, perdiendo su memoria y tradiciones históricas. El tráfico de seres humanos, la drogadicción y trata de personas son los mayores sufrimientos que se experimentan en todas las áreas.

7. Las políticas de los Estados involucrados y sus mega-proyectos cooperan a la modernización y expansión de infraestructuras que favorezcan la integración de los países en el marco de la racionalidad mercantilista occidental de maximización de la ganancia. Con ello se violan los derechos de los pueblos indígenas y afrodescendientes tanto de territorialidad como a la vivienda, el agua dulce, la educación, la salud y el trabajo, expresamente contenidos en leyes regulatorias vigentes y en los tratados internacionales sobre los derechos humanos a los que nuestros países han adherido. Es necesario que estas políticas se responsabilicen en la preservación de la biodiversidad biológica y socio-cultural de la Amazonía.

8. En este Encuentro nos hemos dejado interpelar por la Buena Noticia de Jesús de Nazaret, Camino, Verdad y Vida (Jn 14,16), quien vino a darnos vida y vida en abundancia (Jn 10,10). Con las comunidades del Antiguo Testamento y con los pueblos indígenas de América, hemos alabado al Señor “que creó el universo como espacio para la vida y la convivencia de todos sus hijos e hijas y nos lo dejó como signo de su bondad y de su belleza” .

9. La creación como don es la acción amorosa y gratuita de Dios. Un don que nos habla del Creador (cf. Rm 1,20) y de su amor por nosotros, el cual está destinado a encontrar su plenitud en Cristo al final de los tiempos (cf. Ef 1,9-10; Col 1,19-20) . La humanidad como parte constituyente de la creación, solidaria a la naturaleza por la carne y dotada de un espíritu que le asemeja al Creador, tiene como tarea la de preservar y llevar hacia delante los caminos posibles de la creación. Nos desafía a trabajar una teología trinitaria y una cristología que nos ayude a descubrir las semillas del Verbo en la Amazonía y a dialogar con las espiritualidades presentes en ella. La fuerza del Misterio de la Encarnación, Pasión y Resurrección de Jesucristo nos impulsa a la inserción y liberación de la creación, así como a la profundización de la reflexión teológica contextualizada en las realidades amazónicas.

10. La Amazonía es parte de la creación y tenemos responsabilidad para con ella, lo que nos lleva a respetar la biodiversidad y la socio-biodiversidad. Esta responsabilidad nos impele a reconocer la sabiduría milenaria y la espiritualidad de los pueblos tradicionales que habitan en ella: También a reconocer en ellos los rostros del Cristo sufriente, a valorar su trabajo comunitario y solidario, gestando una nueva economía y una nueva sociedad, y a bendecir al Señor por el testimonio de tantos laicos y laicas, religiosos y religiosas, sacerdotes y obispos que han entregado su vida hasta el martirio, para dar vida a los pueblos amazónicos.

11. En el contexto de la memoria de San Francisco de Asís, hemos entonado el Cántico de las Criaturas, recordando que “nuestra hermana la madre tierra” es nuestra casa común que debemos cuidar como “custodios” inteligentes y nobles de la naturaleza (cf. Gn 2,15), y no como “explotadores” y “destructores sin ningún reparo” . Por ello, adherimos a las palabras del Papa Benedicto XVI afirmando que “el modo en que el hombre trata el ambiente influye en la manera en que se trata a sí mismo, y viceversa” , lo cual nos anima a fortalecer esa “alianza entre ser humano y medio ambiente que ha de ser reflejo del amor creador de Dios, del cual procedemos y hacia el cual caminamos” .

12. Es imprescindible acompañar a los pueblos indígenas en la vivencia y expresión de la fe y en su proceso de ser protagonistas de la evangelización y de la transformación de la sociedad desde su historia y sus valores culturales. Al servicio de ello están las instituciones de la Iglesia tales como el CELAM, las Conferencias Episcopales, comunidades eclesiales de base y pastorales diocesanas. Solicitamos al CELAM la creación de una instancia que favorezca la articulación y colaboración tanto entre los países de la Amazonía Continental como de los demás países de América Latina y El Caribe.

13. Asimismo, debemos buscar los mecanismos eclesiales y participar en instancias de las organizaciones seculares para el desarrollo humano, que alienten y favorezcan todos los esfuerzos de los pueblos amazónicos por crear y desarrollar sus propias organizaciones de base, por la reivindicación y consolidación de los derechos de la Amazonía y por la búsqueda de una verdadera justicia ecológica.

14. Finalmente, con los Obispos latinoamericanos y caribeños entendemos que “la mejor forma de respetar la naturaleza es promover una ecología humana abierta a la trascendencia que respetando la persona y la familia, los ambientes y las ciudades, sigue la indicación paulina de recapitular todas las cosas en Cristo y de alabar con Él al Padre (cf. 1Cor 3, 21-23)” . Por ello, es necesario interesar y cooperar con las universidades y el mundo científico en América Latina para la realización de investigaciones a fin de verificar el estado de los derechos ambientales, sociales, culturales y económicos de la Amazonía en nuestros países .Deben enfatizarse líneas de investigación y docencia interdisciplinarias que abran perspectivas a la elaboración de paradigmas teóricos alternativos de economía y desarrollo centrados en el ser humano, el trabajo y la solidaridad y no en la maximización de la ganancia .

15. “Como discípulos de Jesús, nos sentimos invitados a dar gracias por el don de la creación, reflejo de la sabiduría y belleza del Logos creador. En el designio maravilloso de Dios, el hombre y la mujer están llamados a vivir en comunión con Él, en comunión entre ellos y con toda la creación” . La Amazonía, como parte de la creación es mediación para la experiencia de Dios, en la que podemos rastrear las huellas de su presencia. Recuperar la mirada creyente de gratuidad y belleza sobre ella nos permite crecer en un estilo de vida más austero y sencillo. Sólo así, las generaciones futuras también podrán acceder a la contemplación de Dios que se manifiesta en sus criaturas. “Las generaciones que nos sucedan tienen derecho a recibir un mundo habitable y no un planeta con aire contaminado” . Nos acogemos a la continua protección de la Virgen María, Madre de la Amazonía, invocada siempre por nuestros pueblos con amor de hijos.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Memoria del Encuentro Continental de Pastoral Social Cáritas

Lima, Perú, del 14 al 17 de Setiembre 2009

I. Ver la realidad a la luz de la fe

CULTURAL

Estamos en una época de transición, entendida como un período en el cual las categorías de interpretación de los fenómenos socio-culturales y religiosos se encuentran en “crisis”, o para mejor decir en profunda revisión. Las tentativas de entender el cambio acelerado que vienen sufriendo los individuos/sujetos/ciudadanos/fieles para comprender, aprender y relacionarse con el mundo, reflejan una gama de interpretaciones.

Al mismo tiempo que esos esfuerzos expresan búsquedas sistémicas de explicación, cada vez más, se revelan insuficientes. Tal es el tamaño de la avalancha de cambios sufridos por las personas en todas las dimensiones de la vida cotidiana comenzando por nosotros mismos.

Tanto en las Ciencias Sociales cuanto en el sentido común emerge la sensación de que somos protagonistas/víctimas/objetos de profundas modificaciones culturales y de que todavía no tenemos claro en que consisten, que rumbo tomarán y las consecuencias a medio y corto plazo. Nuestros países están marcados por incertidumbre, riesgo, desesperanza como formas de relación, además de ser naturalizada la desigualdad social.

Es sobre este telón de fondo que propongo que nos aproximemos a algunas de las mudanzas que afectan la dimensión cultural de nuestras realidades. Propongo que la mirada latinoamericana la hagamos a partir de cuatro ejes interpretativos y cómo esos pueden ser identificados en las nuevas generaciones. Esas cuatro claves de lectura, nos pueden ayudar a captar y capturar las nuevas configuraciones sociales, las construcciones subjetivas que afectan las relaciones de los individuos/sujetos/ciudadanos/fieles.

Así veremos:

1) de qué manera las nuevas tecnologías configuran la subjetividad, las relaciones interpersonales y sociales;
2) de qué forma la cultura de consumo afecta la sensibilidad social;
3) cuáles son las consecuencias urbanas de la cultura de violencia y
4) finalmente como todo esto afecta las concepciones de lo sagrado y la trascendencia en las mudanzas substanciales del campo religioso e institucional moderno.


POLÍTICA

El Documento conclusivo de Aparecida, a propósito del contexto y objetivo de la pastoral social, pide “diseñar acciones concretas que tengan incidencia en los Estados para la aprobación de políticas sociales y económicas que atiendan las varias necesidades de la población y que conduzcan a un desarrollo sostenible” (DA 203).

Sin embargo, el principal reto en América Latina y El Caribe en la actualidad es la reconfiguración de verdaderos Estados nacionales de derecho que garanticen la soberanía de sus pueblos y respeten, protejan, promuevan y cumplan, sin discriminaciones y retrocesos los derechos humanos, en especial los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales. Ello exige la consolidación de una democracia transparente, participativa y el desarrollo de una ciudadanía activa y responsable que sea capaz de reclamar legalmente y exigir incluso judicialmente el cumplimiento de sus derechos por parte del Estado.

Hace falta una ciudadanía comprometida con el bien común y respetuosa de la ley frente al “ahorcamiento” de la democracia y el vaciamiento de la responsabilidad social del Estado, promovida por la globalización económica neoliberal, que ha generado una mayor desigualdad social y concentración del poder y la riqueza.

Múltiples actores sociales ampliaron en América Latina y El Caribe la demanda de los derechos humanos civiles y políticos relevantes en los peores momentos del autoritarismo como reivindicación fundamental en la democracia reformada. A la vez se cae en la cuenta que estos derechos, no avanzan gradualmente ni, una vez conquistados legalmente, resultan irreversibles.

Frente a la toma de conciencia de la depredación de la naturaleza y la dilapidación de los recursos naturales, particularmente los no renovables, producidos por el modelo económico capitalista vigente, se ampliaron aún más las demandas de los derechos económicos y sociales de las futuras generaciones a un medio ambiente sano. La reivindicación de estos derechos se convirtió en la posibilidad de fundamentar la transformación en las políticas más allá de las pugnas ideológicas.

También se constata que la dimensión práctica de la exigibilidad de garantía de estos derechos requiere de mecanismos de influencia en las políticas públicas y, por tanto, es imprescindible la creación de instituciones y mecanismos específicos de participación. Hoy asistimos, en efecto, a una revalorización del Estado y de sus funciones de regulación del mercado para el logro del bien común y orientar de manera más justa y equitativa la globalización de la economía.

Es necesario fortalecer un Estado democrático de derecho (con equilibrio de poderes e independencia del poder judicial) que asegure, de manera integral, el derecho a la información, la libertad de prensa y derechos sociales fundamentales: la salud, la alimentación, la educación, la vivienda y el trabajo decente.

Hay que fortalecer entonces las relaciones del Estado con la sociedad, reforzar los instrumentos de responsabilización de la Administración Pública, mediante el control parlamentario y la participación de la sociedad en las decisiones que le afectan directamente. Es necesario dar más fuerza a la sociedad civil, sin debilitar el poder de negociación y las tácticas de alianza con los diversos actores, asociando el aumento de la participación con el refuerzo de las instituciones representativas.

ECONÓMICA

1. Las recientes crisis —financiera, energética, de cambio climático, alimentaria— recaen sobre una economía estructuralmente distorsionada en América Latina y el Caribe, y tras más de dos décadas de “reformas económicas”.

2. Si bien estas reformas incluían medidas útiles para “sanear la economía”, obedecían más a las orientaciones de una economía internacional y de una globalización luego, a la que interesaba la apertura de nuestras economías, su orientación a la exportación, la atracción de inversión extranjera directa (IED), y conforme a lógica e intereses de actores protagónicos de esa globalización —en particular las grandes empresas transnacionales—.

3. Desde antes de las crisis recientes, serios analistas han venido señalando el fracaso de las reformas sobre todo por su incapacidad de eliminar la pobreza y por el aumento de la inequidad al interior de nuestros países y de estos en relación a los más ricos. Hubo efectos negativos del desmantelamiento del Estado en favor del sector privado. También se han criticado los fallos de la concepción teórica de estas reformas, su carácter ideológico centrado en una creencia de determinada forma de economía de mercado como modelo único.

4. Dado el carácter estructural de las modificaciones realizadas revertir el proceso o transformarlo es muy difícil tarea.

5. Las crisis recientes tienen como canales de transmisión a ALC los mismos rasgos configurados por las reformas económicas: orientación predominante a la exportación, dependencias en IED, remesas y afluencia del turismo.

6. Entre los más serios efectos de las crisis están su impacto en la situación de los trabajadores (pérdida de empleo, cantidad y calidad), la agudización de la vulnerabilidad social y la reducción de posibilidades de gasto público social y cooperación externa. Ahora con limitadas válvulas de escape (empleo informal, migraciones, etc.).

7. Retos derivados de esta situación para la pastoral social de la Iglesia:
· Contribución a la construcción de una economía alternativa (Caritas in Veritate 27 y 33), apuntar a una estrategia de desarrollo multidimensional, integradora, coherente con una espiritualidad planificante, elaborada con gran participación en diálogo ciudadano.
· Buscar la implicación de universidades y centros de investigación católicos en esta búsqueda.
· Trabajar en colaboración con grupos, organizaciones y sectores con perspectiva de transformación de la economía y de opción preferencial por los más débiles.


A modo de conclusión, resaltamos estos desafíos de los tiempos actuales:

Conflictos medio ambientales
Cambiantes rostros de la pobreza

Conflictos medio ambientales

En la actualidad los grandes proyectos de empresas transnacionales buscan usar desmedidamente los bienes naturales de los cuales America Latina goza en un nivel muy alto comparativamente hablando: entre ellos, el agua, los bosques, los minerales y metales.

Estas actividades están destruyendo gravemente el medio ambiente en connivencia con grupos locales interesados en enriquecerse y con la actitud en la gran mayoría de los casos de Estados débiles e inoperantes en la protección de los bienes naturales de su propio país.
Estas actividades económicas se apoyan fuertemente en planes que fomentan las exportaciones fundamentalmente de materias primas usando la falacia que dichas actividades contribuyen al desarrollo y al progreso. La realidad es otra: los procesos de empobrecimiento crecen a lo largo y a lo ancho del continente, empujando a cientos de miles de personas a emigrar especialmente hacia Estados Unidos, Canadá y Europa.

Todo este proceso de aprovechamiento desmedido de los bienes naturales, en nombre de aumentar la riqueza, está caracterizado por la entrega abierta de territorio, exenciones tributarias, facilidades en las concesiones del uso del agua, licencias de exploración y explotación de minerales y metales, con la desprotección de los derechos de los trabajadores, en desmedro del cuidado del medio ambiente, de la salud y del modo de vivir de muchas comunidades. Normalmente en las poblaciones indígenas al momento de impulsar proyectos productivos y explotación de los bienes naturales, no se aplica el convenio 169 de la OIT, lo cual pone de manifiesto el irrespeto a la voluntad de las poblaciones y hace surgir conflictos muy serios.

Hay que denunciar con fuerza que las compañías transnacionales, particularmente canadienses, en el área de la industria extractiva de metales, con inversiones comparativamente mínimas se llevan recursos de enorme valor. Dejan en cambio un saldo de contaminación y destrucción del medio ambiente, empeorando las condiciones de pobreza y deficiencia en el área sanitaria de las poblaciones en cuyos territorios se realizan estas actividades.

El cuadro es complicado y desafiante: grandes corporaciones transnacionales, organizaciones intergubernamentales instrumentalizadas por el gran capital, gobiernos y políticos locales sumisos, legislaciones débiles o inexistentes, falta de participación ciudadana real por ausencia de consultas. Esto lleva a que los grandes bienes naturales de America latina disminuyan gravemente con todas las consecuencias que ello trae. Así se busca impulsar procesos de desarrollo fundamentados en el afán del lucro y la ganancia sin buscar procesos de desarrollo integrales, sostenibles para el hombre y para todos los hombres, especialmente para los más empobrecidos.

El contraste entre estas visiones que corresponden a acciones muy concretas es el conflicto fundamental del cual se originan otros conflictos: criminalización de la lucha ambientalista, persecución contra los defensores del medio ambiente, condena de los movimientos sociales de resistencia.

Delante de todo esto queda claro que no puede haber otra opción que la de Aparecida: opción preferencial por los pobres que atraviese todas las estructuras pastorales de la Iglesia y que comporte un decidido compromiso a favor del cuidado del ambiente como casa común, aunque esto signifique correr el peligro de muerte.


Cambiantes rostros de la pobreza

1) Consideraciones previas:

o Transferir a la Pastoral Social la sorprendente receptividad que tuvo la Conferencia de Aparecida.

o En Aparecida, el compromiso por la vida es visto como parte integrante del tema central que consiste en una síntesis dinámica del Evangelio: “Discípulos misioneros de Jesucristo”, como subtema: “para que nuestros pueblos tengan vida”, explicita el tema central y muestra cómo la promoción de vida plena es parte integrante del evangelio, y en consecuencia debe formar parte indispensable de la vida de la Iglesia.

o De esta manera la Pastoral Social entendida como acción de la Iglesia a favor de la vida, es parte de la misión, necesita ser integrada en la “Misión Continental” que Aparecida propone.

2) Cultivar una intensa espiritualidad que ayude a los agentes de pastoral, a toda la comunidad eclesial a percibir “en los rostros sufrientes de los pobres” el propio rostro de Cristo sufriente.

Por ello, toda pastoral social precisa estar impregnada de una mística que ofrezca a la Iglesia las mismas motivaciones que llevaron a Cristo a tener a los pobres como destinatarios privilegiados de su Evangelio.

Cultivar la alegría de ser enviados en misión por Cristo, pero también la alegría de reconocer a Cristo en la persona de los pobres.

Destacamos tres niveles de Pastoral Social:

a. La acción específica de la Iglesia junto a los pobres, presencia de solidaridad, respeto y motivación para que los propios pobres asuman su situación y se sientan amados por la Iglesia.

b. Acción de incidencia sobre las esferas políticas. La Iglesia como “abogada de los pueblos” y “defensora de los pobres” asumiendo la causa de la justicia social.

c. Acción junto a la ciudadanía, incentivar y organizar a los ciudadanos para la participación de manera consciente en la vida económica, social, política y cultural en beneficio del Bien Común, sobre todo de los más necesitados.
Aportes de los grupos de reflexión:
Una mayor reflexión teológica y pastoral. Para ello debe desarrollarse un itinerario formativo.
Acompañamiento de la Iglesia a los pobres en la perspectiva de la construcción del Reino, y darle la debida continuidad.
Suscitar una “nueva imaginación de la Caridad” y la mística de compromiso.
Fomentar prácticas de rendición de cuentas y transparencia.
Formación de la conciencia política, de nuevos liderazgos de manera que influyan eficazmente en las decisiones.
Promover diálogos y consensos sociales.
Dignificar la acción política.
Motivar diálogos con la clase media.
Promover el cambio del modelo económico en base a la inclusión, la justicia y la solidaridad global y promover reformas fundamentales del Estado en esa perspectiva.
Rescatar las experiencias de economía solidaria identificando los factores de éxito y fracaso.
Trabajar conjuntamente con la sociedad civil y los movimientos sociales.
Promover la articulación de redes en la perspectiva de la transformación de la sociedad hacia una sociedad justa y solidaria.
Influir en el mundo académico, acercamiento a las Universidades, en especial a las universidades católicas.
Desarrollar la cultura del don y del compartir como elemento central de nuestra identidad.
Construir una Iglesia solidaria con clara voz profética.
Desarrollar una espiritualidad basada en la civilización del Amor. Que el laicado “ocupe su puesto” en la Iglesia y en la construcción de la sociedad.
Promover la pastoral social y ambiental desde las parroquias y comunidades eclesiales de base.
Asumir la defensa y cuidado de los bienes de la creación.
Facilitar la cercanía de los pastores, agentes pastorales y líderes sociales a las realidades de los conflictos socio ambientales, la sensibilización y el compromiso.



II. Juzgar desde las propuestas de Aparecida


VISIÓN CRISTOLÓGICA

“En el rostro de Jesús Cristo, muerto y resucitado, maltratado por nuestros pecados y glorificado por el Padre, en ese rostro doliente y glorioso, podemos ver, con la mirada de la Fe el rostro humillado de tantos hombres y mujeres de nuestros pueblos...” (DA. 32).

“Si esta opción está implícita en la fe cristológica, los cristianos, como discípulos misioneros, estamos llamados a contemplar, en los rostros sufrientes de nuestros hermanos, el rostro de Cristo que nos llama a servirlo en ellos: ‘Los rostros sufrientes de los pobres son los rostros sufrientes de Cristo´” (DA. 393).

Este último texto citado muestra la relación intima existente entre las dos afirmaciones: “Ellos (rostros) desafían el núcleo de trabajo de la Iglesia, de la pastoral y de nuestras actitudes cristianas. Todo lo que tenga relación con Cristo tiene relación con los pobres, y todo lo que está relacionado con los pobres clama por Jesús Cristo: “Cuando lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, lo hicieron conmigo” (Mt 25,40)” (DA. 393). Podemos, decir que el seguimiento de Jesús se da en la historia y no puede ser desvinculado de la persona histórica de Jesús de Nazaret, que se torna siempre, en todos los momentos de la historia, la fuente de todos los significados.




Fundar comunidades consecuentes con la práctica histórica de Jesús de Nazaret

La misión del cristianismo es crear comunidades. No se puede ser cristiano fuera de una comunidad. Es por medio de las comunidades que Jesús Cristo se torna presente y se multiplica por el mundo entero. Con su actuar, las comunidades dan la contribución cristiana al proceso de liberación. En América Latina y el Caribe hoy, y un poco por todo el mundo aunque de modo minoritario, notamos la contribución de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) que, con la inserción de los cristianos y cristianas en la lucha de liberación de los pobres y excluidos, iniciaron una nueva experiencia eclesial. Han proporcionado así un nuevo modo de vivir la fe (nueva práctica de la fe), un nuevo modo de interpretar la fe (nuevo modo de interpretar la Biblia y de hacer teología) y un nuevo modo de celebrar la fe (inculturación de la liturgia).



VISIÓN ECLESIOLÓGICA

Parámetros de lectura

Es importante ubicarse:

(1) En la perspectiva del Concilio (Cf. DA 100b); (2) en la tradición del Magisterio latinoamericano (Cf. DA 19); (3) al servicio de una vida plena (Cf DA 358); (4) y desde los pobres – no poder (Cf. DA 139).
Presupuestos
La Iglesia en Aparecida se entiende a sí misma:
1) A partir de la realidad concreta, ésta es contenido que imprime a la Iglesia un rostro y una identidad propia (Cf. DA 100h).
2) Subordinada a la persona de Jesús, contra todo eclesiocentrismo, y en función del Reino.

Consideraciones eclesiológicas a partir de Aparecida
1) El proyecto salvífico de Dios pasa a través de la mediación comunitaria. Ante “el debilitamiento de los vínculos comunitarios” (DA 44), Aparecida propone una revaloración de la dimensión comunitaria de la fe. Desde ella se dinamiza la dimensión social del Evangelio y se genera desde la base, una “cultura de contraste” y una actitud de diálogo con quienes comparte su preocupación por el ser humano y la humanización de la VIDA.
2) Una comunidad de discípulos al servicio del Reino en una nueva realidad social. La Iglesia se ve en Aparecida como “comunidad de discípulos” llamada a conformar a sus miembros con Jesús (Cf. DA 131), en un compromiso verdadero a favor de la vida, de la promoción humana y la auténtica liberación de todo ser humano (Cf. DA 399). No es un área de la pastoral, sino una dimensión que atraviesa toda su vida y misión. Este compromiso es acompañado por la Palabra y busca generar una cultura de contraste y exigirá de ella una verdadera conversión pastoral (Cf. DA 365).
3) «Entrar en la dinámica del Buen Samaritano», es el camino pastoral de la Iglesia (Cf. DA 135) que la lleva a hacerse cercana a los pobres y excluidos, reconociendo que son “parte constitutiva de nuestra fe cristológica” y dejándose afectar por ellos, haciéndolos protagonistas de su desarrollo. Este camino desplaza su “lugar” pastoral hacia la marginalidad (“la orilla del camino”) y la lleva a concretizar su opción preferencial y una metodología propia, configurándola como “Iglesia de los pobres”.
VISIÓN ANTROPOLÓGICA

Las estructuras antropológicas de la propuesta misionera de Aparecida y la Pastoral Social

Nos preguntamos de qué manera la Pastoral Social se deja interpelar y es enriquecida por la propuesta misionera de Aparecida, y lo hacemos tratando de explicitar las estructuras antropológicas de esa propuesta.

Cuando se habla de estructuras antropológicas en la misión, la reflexión suele orientarse a los destinatarios o interlocutores. Particularmente, se señalan aquellas dimensiones profundas de los sujetos que los predisponen a la recepción del anuncio evangélico. Pero este anuncio no es sólo el Kerygma. Es la acción evangelizadora integral de la Iglesia esencialmente unida a la promoción de todo el hombre. Por eso en Pastoral Social interesa remarcar la íntima unidad que existe entre la predicación del amor de Dios que nos salva en Cristo (dimensión más misionera) y la inmensa dignidad de cada ser humano que necesita ser defendida y promovida (dimensión específicamente social).

Las estructuras antropológicas se consideran desde la perspectiva del deseo de vivir con plenitud y dignidad que hay en todo ser humano, de tal manera que la finalidad de la propuesta evangelizadora se presente como respuesta a ese anhelo humano. Así lo ha hecho Aparecida con su propuesta muy vitalista y por ello bien latinoamericana: “La propuesta de Jesucristo a nuestros pueblos, el contenido fundamental de esta misión, es la oferta de una vida plena para todos” (DA 361). A esta finalidad debe someterse toda la actividad de la Iglesia, para que nuestros pobres tengan vida digna y plena ya ¨en esta tierra¨ (DA 355).

Pero la vida tiene dos leyes profundas, de tal manera que sólo hay vida plena si se vive en comunidad (fraternidad y justicia) y si se comunica vida (misión con sentido social). Esta convicción permitiría superar la fragilidad de los agentes pastorales actuales, hijos de la cultura posmoderna, que se dejan contagiar por el consumismo individualista que dificulta compromisos reales y estables por la vida de los pobres.

Encuentro Continental de Pastoral Social Cáritas


El Departamento de Justicia y Solidaridad (DEJUSOL) del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), y el Secretariado Latinoamericano y del Caribe de Cáritas (SELACC) han convocado a los Presidentes y Directores de Pastoral Social – Cáritas de América Latina y del Caribe, Caritas de Norteamérica, con el objetivo de “Reflexionar a la luz de Aparecida la visión y misión de la PS-C en el continente para responder, desde nuestro ser Iglesia, a los desafíos del actual cambio de época, en el contexto de la Misión Continental”.


En el centro de Espiritualidad Hermaise Paget, de las Hermanas de lo Sagrados Corazones de la ciudad de Lima, a horas 17:00 se dio inicio al Encuentro con la Celebración de la Eucaristía presidida por S.E. el Cardenal Julio Terrazas Sandoval, CssR, Arzobispo de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), y Presidente del Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano y concelebrada por Mons. Fernando María Bargalló, obispo de Merlo Moreno, Argentina y presidente de Cáritas Latinoamericana y del Caribe, obispos responsables de las distintas secciones del DEJUSOL, Obispos presidentes de Pastoral Social – Cáritas de ALC, presbíteros y laicos; un total de 65 personas, venidas de los países de América Latina y El Caribe. Participan asimismo Kathy Brown, Coordinadora Caritas Norte América, Martina Liebsch, delegada de Caritas Internationalis y Ulrich Smitt, responsable del Proyecto PICO para América Latina.


Este Encuentro se realizó dentro del actual contexto que vive la Iglesia que peregrina en América Latina y El Caribe, reflexionar a la luz de Aparecida en clave de la Misión Continental, los actuales temas sociales, políticos, económicos, culturales y religiosos que viven nuestros pueblos, que están urgiendo un decidido compromiso de los Discípulos Misioneros de Jesucristo, llamados a comunicad la Vida que proviene de él como de su vertiente original y fundante. La agenda de trabajo de este Encuentro tiene como finalidad perfilar las líneas de acción de la Pastoral Social – Cáritas en los nuevos contextos que hagan efectiva la opción preferencial por los pobres, en una acción comprometida en la instauración del Reino de Vida, donde hay un espacio para todos.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Ecología, Ambientes, Economías y Pueblos

Seminario realizado en Quito, 3 - 8 de agosto de 2009

DECLARACION DEL SEMINARIO SOBRE ECOLOGIA: AMBIENTES, ECONOMIAS Y PUEBLOS EN AMERICA LATINA Y EL CARIBE

Nosotros, convocados por el Departamento de Justicia y Solidaridad (Dejusol) del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), provenientes de 18 países de América Latina y El Caribe, reunidos en la ciudad de Quito, Ecuador los días 3 al 8 de agosto de 2009, en estudio y oración, hacemos llegar nuestra preocupación y reflexión a gobernantes, legisladores, académicos, empresarios, líderes de diversas organizaciones sociales, a nuestras comunidades cristianas y a todos nuestros pueblos:

1- Constatamos que el problema del calentamiento global y el cambio climático es una realidad presente y permanente que nos afecta local y globalmente. Todos los estudios existentes confirman que el calentamiento actual del planeta en alrededor de poco más de 1 grado centígrado y los cambios climáticos regionales ya observados, que afectan la calidad de vida de nuestros pueblos, tienen su origen en el incremento del dióxido de carbono y otros gases de la atmósfera (gases de efecto invernadero, GEI) debido a la actividad humana desde al menos los últimos 50 años. [1]

2- La responsabilidad de estos aumentos de GEI corresponde principalmente al consumo de energía, entre ellas la eléctrica, y al desmonte masivo y quema de bosques y selvas[2]. Somos conscientes que el problema del calentamiento global se presenta como un síntoma de la crisis de un paradigma o modelo socioeconómico basado en la maximización de la ganancia y el consumo exacerbado de bienes renovables y no renovables. Este modelo inspirado en el paradigma neoliberal impulsa la búsqueda de la utilidad siempre creciente y no la satisfacción de las necesidades humanas básicas en la falsa e imaginaria concepción de un planeta inagotable, proveedor de recursos.

3- El evidente desequilibrio ecológico y brecha creciente entre ricos y pobres en el planeta, pese al crecimiento económico, ha puesto de manifiesto la inviabilidad del modelo. Como en varias oportunidades se ha afirmado, constatamos que el 25% de la población mundial consume el 80% de los recursos disponibles. “La riqueza mundial crece en términos absolutos, pero aumentan también las desigualdades. En los países ricos, nuevas categorías sociales se empobrecen y nacen nuevas pobrezas. En las zonas más pobres, algunos grupos gozan de una tipo de superdesarrollo derrochador y consumista, que contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de miseria deshumanizadora.”[3]. La falsedad de este modelo está en la concepción del “homo oeconomicus” (hombre económico), reflejado en la racionalidad de aumento excesivo de la escala y tipo de actividad humana en relación a la biosfera. En suma, hay un desfase entre las necesidades de la población, el producto bruto interno creciente y el consumo de combustibles fósiles que se agotan y de recursos renovables, como fuentes de energía. [4]

4- La praxis hegemónica del modelo socioeconómico convierte los países de nuestra región en subsidiarios de bienes materiales, y en algunas circunstancias de bienes intangibles culturales de nuestros pueblos, para la consecución de objetivos previstos. En algunas circunstancias específicas ella entra en conflicto con el derecho de los pueblos y/o las normativas jurídicas de los países, en tres aspectos principales comunes: el agua dulce, industrias extractivas (minería a cielo abierto) y, bio-agro-combustibles.

5- Es consenso general que vivimos una crisis del agua. En el mundo, hoy por hoy, mil doscientas millones de personas no tienen acceso al agua potable y dos mil cuatrocientas millones no tienen servicios sanitarios adecuados. Esta situación extrema puede verse agravada en razón del potencial aumento de la población mundial, del uso excesivo del agua para la agricultura y otras actividades, de su contaminación por desechos humanos, agrícolas e industriales. Frente a esta crisis, surgen dos posturas antagónicas en el continente: quienes ven en ella una oportunidad para hacer negocios y quienes perciben la necesidad de declarar el agua dulce un bien público, patrimonio de todos los seres vivos y un derecho para todos los seres humanos; postura que sostenemos y el papa Benedicto afirma: “el derecho a la alimentación y al gua tiene un papel importante para conseguir otros derechos, comenzando ante todo por el derecho primario a la vida. Por tanto, es necesario que madure una conciencia solidaria que considere la alimentación y el acceso al agua como derechos universales de todos los seres humanos, si distinciones ni discriminaciones”[5]. Más aún, el calentamiento global está agravando la crisis del agua dulce ya que ciudades y pueblos dependientes de glaciares comienzan a sufrir sus consecuencias por derretimiento y extinción. Siendo que el agua es un bien vital para la supervivencia y desarrollo humanos, muchas poblaciones podrían verse forzadas a migrar constituyendo el conjunto de los “desplazados ambientales”[6].

6- En cuanto a minería llamada de cielo abierto, vemos que hay situaciones que se replican en varios países. Empresas de un mismo origen, de estrategias de comunicación y “beneficios” similares, que incumplen las legislaciones locales e internacionales de impacto ambiental y laboral, provocan el desmonte masivo, degradan y contaminan fuentes de agua dulce y el aire por la tecnología aplicada para obtención del mineral (oro y otros), poniendo en riesgo la salud de la población; a lo cual se le suma sospechas de corrupción en el proceso de licencias y en los mecanismos de monitoreo y control. Así constatamos que: “Las industrias extractivas internacionales y la agroindustria, muchas veces, no respetan los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de las poblaciones locales y no asumen sus responsabilidades. Con mucha frecuencia, se subordina la preservación de la naturaleza al desarrollo económico, con daños a la biodiversidad, con el agotamiento de las reservas de agua y de otros recursos naturales, con la contaminación del aire y el cambio climático”[7].

7- Para algunos los agro-bio-combustibles son una fuente alternativa de energía frente a la crisis del petróleo, sin embargo, su producción emite GEI, promueve el desmonte masivo, consume petróleo y agua dulce, y el grado de eficiencia es discutible. Para equiparar el consumo actual de energía basada en petróleo se necesitaría más de un planeta tierra cultivado para la producción de biocombustible. Los biocombustibles son derivados principalmente de vegetales, muchos de los cuales son esenciales para la alimentación humana poniendo en riesgo alimentario a nuestros pueblos, afectando de manera sustancial el abastecimiento y el precio.[8]

8- Con todo lo anterior, reconocemos un sistema perverso que busca exacerbar las riquezas económicas rápidas sin tener en cuenta el destino universal de los bienes. Esta idea del destino final, de la comunión cristiana de bienes, debe ser un principio inspirador del trabajo por la justicia ambiental. Es urgente tomar medidas correctivas ante la irreversible pérdida de biodiversidad de los ambientes de la región, la apropiación, sobrexplotación y contaminación de agua dulce y el deterioro de la calidad de vida de nuestra gente, entre otros.

9- La creación es afectada por el pecado que la introdujo en una situación de esclavitud y de sufrimiento comparable con los de un parto, sin embargo ella conserva la esperanza de participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Esperanza fundamentada en la presencia del Espíritu Santo en los creyentes que anhelan la propia redención. (Cf. Rom. 8, 18-25). Por eso “la Iglesia tiene una responsabilidad respecto a la creación y la debe hacer valer en público. Y, al hacerlo, no sólo debe defender la tierra, el agua y el aire, como dones de la creación que pertenecen a todos. Debe proteger sobre todo al hombre contra la destrucción de sí mismo”[9]. “En nuestra tierra hay lugar para todos: en ella toda la familia humana debe encontrar los recursos necesarios para vivir dignamente, con la ayuda de la naturaleza misma, don de Dios a sus hijos, con el tesón del propio trabajo y de la propia inventiva”[10].

10- Estos desafíos nos retan a reforzar la voz profética de las Iglesias Locales mediante el desarrollo de una nueva espiritualidad con métodos pastorales acordes y la integración de los diversos agentes de pastoral que ayuden a la transformación del estilo de vida consumista imperante y el cuidado de los bienes de la creación. La urgencia de la crisis ambiental impele al trabajo conjunto de preservación de la creación con otras expresiones de fe que ven en ella un don del Creador.

11- Consideramos la misión continental de la Iglesia en América Latina y El Caribe, como el kairós de Dios que nos desafía a todos a asumir creativamente el compromiso con las temáticas que aquí se abren en todas las actividades pastorales en la dimensión del Amor, la Belleza, la Verdad y la Bondad revelada en Jesucristo, Vida abundante para todos los pueblos.

12- La educación en valores evangélicos en cada etapa del desarrollo integral de las personas permite la transformación de la mentalidad tecnocrático cientificista hacia una conciencia más sensible y crítica frente al uso de los bienes naturales y culturales que son de todos. Las celebraciones de fe, la piedad popular, la catequesis y otras actividades pastorales son espacios privilegiados para comunicar valores esenciales del cuidado de la vida humana y del ambiente, basados en la búsqueda de la Verdad, Belleza y el Bien común global.

13- Es necesario incorporar en las escuelas de economía de las universidades católicas líneas de investigación y docencia interdisciplinarias que abran perspectivas a la elaboración de paradigmas teóricos alternativos de economía centrados en el ser humano, el trabajo y la solidaridad y no en la maximización de la ganancia.

14- Finalmente, pedimos a los gobiernos, empresarios y organizaciones sociales, la revisión y/o creación de políticas públicas con enfoque de derechos humanos que contemplen la dinámica ecológica y el desarrollo socioeconómico sostenible. Es imperante que los países ratifiquen y cumplan los diversos protocolos y tratados internacionales en materia de calentamiento global y cuidado ambiental. Es necesario avanzar en planes estratégicos de Estado de recambio de la matriz energética de nuestros países en base a tecnologías limpias y sustentables a fin de reducir al menos en un 50% las emisiones de GEI.

15- “Como discípulos de Jesús, nos sentimos invitados a dar gracias por el don de la creación, reflejo de la sabiduría y belleza del Logos creador. En el designio maravilloso de Dios, el hombre y la mujer están llamados a vivir en comunión con Él, en comunión entre ellos y con toda la creación”[11]. La creación ha sido siempre mediación para la experiencia de Dios, en la que debemos rastrear las huellas de su presencia. Por esta razón es necesario recuperar la mirada creyente de gratuidad y belleza sobre ella, que nos permita crecer en la austeridad y simplicidad de vida. Así, las generaciones futuras también podrán acceder a la contemplación de Dios que se manifiesta en sus criaturas. “Las generaciones que nos sucedan tienen derecho a recibir un mundo habitable y no un planeta con aire contaminado”[12]. Nos acogemos a la continua protección de la Virgen María, Madre de toda la creación, invocada con afecto filial por nuestros pueblos latinoamericanos y caribeños.

Quito, Ecuador, 8 de agosto de 2009
Países representados que suscriben la declaración: Argentina (3), Bolivia (3), Brasil (3), Chile (3), Colombia (1), Costa Rica (3) CRS (Bolivia) 1, Ecuador (9), El Salvador (1), Guatemala (1), Honduras (1), Londres CAFOD (1), Paraguay (1) Perú (4), Puerto Rico (1), Rep. Dominicana (4), Santa Lucía (2), Uruguay (2) y Venezuela (1), comprometidos con la pastoral de la Tierra, Agua, Ecología y Ambiente de la Pastoral Social – Cáritas de Latinoamérica y del Caribe.

Bibliografía

[1] Cf. IPCC, 2007: Intergovernmental Panel on Climate, Climate Change 2007: The Physical Science Basis. Third assessment report: Contribution of Working Group I. Solomon, S., D. Qin, M. Manning, Z. Chen, M. Marquis, K.B. Averyt, M. Tignor and H.L. Miller (eds.). Cambridge University Press, Cambridge, United Kingdom and New York, NY, USA,
996 pp.
[2] Cf. o.cit. 1: Mitigation of Climate Change Contribution of Working Group III to the Fourth Assessment. B. Metz, O.R. Davidson, P.R. Bosch, R. Dave, L.A. Meyer (eds) Cambridge University Press, Cambridge, United Kingdom and New York, NY, USA.
[3] Benedicto XVI, Caritas in veritate, 22
[4] Cf. World Watch Institute, Green Economy Program, (http://www.worldwatch.org/programs/global_economy)
[5] Benedicto XVI, Caritas in veritate, 27
[6] Cf. documentos del World Water Forum, Instabul 2009 (http://www.worldwaterforum5.org/).
[7] Documento Conclusivo de Aparecida, 66
[8] Cf. documentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, http://www.fao.org/)
[9] Benedicto XVI, Caritas in veritate, 51
[10] Idem, CIV, 50
[11] Documento Conclusivo de Aparecida, 470
[12] Idem, DA 471